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Cráneo #185: Alexis Cuzme

04 May

 

cuzme

 



 

Alexis Cuzme (Manta, Ecuador, 1980)

Escribe y colabora con publicaciones periódicas, ecuatorianas y del extranjero, en temas relacionados a cine, teatro, música, literatura y edición. Editor del sello editorial Marfuz y del fanzine metal literario del mismo nombre. Sus más recientes publicaciones son Moshpit (ensayo, 2013) Rituales del ego (poesía, 2016) Periodismo y activismo metalero (entrevistas, 2016) y La ruina del vientre sacudido (poesía, 2017). http://alexis-cuzme.blogspot.com/



 

7

Sigo mirando la pared que no se mueve.
Escuchando la pared de susurros que no entiendo.
Golpeando la pared que no libera.
Pateando la pared que se empeña en sepultarme.

Pensando, incendiándome en supuestos,
inventando realidades dentro de la oscuridad,
jurándome giros, estallidos de salvedad,
diciéndome que cambiaré,
que la putrefacción del espacio no despellejará
las huellas de un recorrido en estampida.

Florece la ruina dentro del vientre sacudido.

 

 

 

 

 

 

 

 

11

Hoy todo es pasado: mermelada corriendo sobre mis ojos,
empalagosa y mortecina mermelada del ayer:
en ella mis padres siguen disputándose un amor moribundo
abriendo tajos en la casa y en sus hijos,
violando sus pactos, desperdigando secretos,
lacerándose en sus sentencias los maquillajes inamovibles de años.

Mis padres,
¿qué será de ellos?
¿habrán juntado sus manos
o por lo menos cumplido el rito programado
de verse morir frente a frente?

Mis padres: sangre y fatalidad.
Hijos y necesidades.
Casa y calamidad.

Mis padres,
ofertando su salud para salvarse de ellos mismos:
alcantarillas rebosadas de ira,
pantanos repletos de maldad.

Enfermos de un amor descompuesto
que nunca pudieron sacar de casa.

 

 

 

 

 

 

 

 

17

No hinques mis ojos, niño del delirio
no mis ojos ansiosos de luz.
Mis ojos testigos de la rumba necrótica de la noche.

No, niño desconocido y salvaje,
duerme, que la oscuridad te arrulle,
piensa en tu madre, abraza a lo que fue tu padre,
conversa con lo que fue tu hermano,
todos aquí necesitamos la fuga.

No hinques mis ojos, niño de sangre y lodo.
Entrégate a un rincón y juega con tus delirios.

 

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